Ícaro, o como a él le gusta que lo llamen, Calabacín, es un niño de 9 años al que le gusta dibujar y soñar. No conoce a su papá y su madre pasa por crisis de alcoholismo. Tras una muerte repentina de su madre, Calabacín debe ingresar al orfanato. En este lugar conoce a otros niños de su edad y descubrirá que cada uno tiene una historia que contar. Cada uno ha llegado a ese lugar y no precisamente por la muerte de los padres, sino por situaciones como migración, problemas de justicia o padres que abandonan por problemas de drogas y vicios. Estos niños, dentro de un ambiente de soledad y abandono, logran hacer vínculos y convertirse en una familia. La película suiza del director Claude Barras, representada en stop-motion, muestra temas delicados con gracia y ternura para poder ser vista por niños y entender estos tópicos y la dificultad de la adopción a mayor edad. Dentro de la película sobresale la frase, “a veces lloramos porque estamos felices”.
- Autor de la entrada:Pedro Espinosa Esparza
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Pedro Espinosa Esparza
Maestro de bachillerato y universidad, amante de libros y cine, me gusta escribir.