Si no me escribes, no te escribo. Este juego de poder, donde cada uno mide su resistencia, se asemeja a dos gladiadores en el coliseo de la razón.
Si no me escribes, no te escribo, ya que considero que mis razones tienen más peso que las tuyas. Cegado por mi ego, desestimo tu verdad y descarto tus argumentos e ideales.
Si no me escribes, no te escribo, por temor a parecer débil, a que te subas a mi vida y nunca te bajes, a que tomes control de mi existencia.
Si no me escribes, no te escribo, porque me dejaste sin más que decir.
— Pedro Espinosa Esparza